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¿Quién es el culpable?

Juan Francisco Ortún Q.
Académico Escuela de Gobierno y Comunicaciones U.Central

¿Quién es el culpable?

Colo Colo hace noticia. Claro que sí. Participar en copa Libertadores de América no es un hecho menor por muy alicaído que esté el mayor torneo sudamericano a nivel de clubes. Claro que hace noticia, 98 años, acercarse a la centuria no todos los clubes lo pueden vivir y traslucir su historia es un hecho muy importante para los hinchas del equipo albo y para muchos fanáticos del fútbol que pueden, incluso, ser partidarios de otros colores, de otras camisetas.

Hace noticia Colo Colo en diversos ámbitos, como es habitual, pero hay hechos que ennegrecen, que ensombrecen a la entidad de Macul y que se repiten también en otros cuadros que se dice son instituciones señeras y modelos en los cuales se reflejan muchos asiduos al tablón y sobre todo, los jóvenes que quieren emular a sus figuras, ser como ellos, disfrutar de todas las regalías que un “famoso” puede obtener y también a veces, sin querer, ostentar.

No son pocos, lamentablemente, los futbolistas que han hecho noticia, no por sus goles, no por sus destacadas actuaciones ni por sus brillos dentro del campo de juego, sino que por actitudes reñidas con el comportamiento que debe tener un atleta, un profesional del balompié, el que debe cuidar su cuerpo, velar por una vida sana, tener una alimentación acorde con su profesión y actitudes que se condigan con una persona de bien que es el espejo de aquellos del semillero que también anhelan llegar al estrellato.

La lista es larga y las razones variadas. Hoy tenemos que lamentar que algunos de estos astros estén privados de libertad, otros, en litigios judiciales de larga data y de lamentables acciones, muchos retirados tempranamente por no poder seguir una condición acorde con un deportista, y otros que en más de 90 minutos fueron derrotados por el alcohol y las drogas.

El bullado caso del bisoño jugador albo no se puede dejar pasar, pero hay que tratarlo con altura de miras y siempre intentando educar, de guiar de buena manera para que modifique su rumbo y pueda llegar a cumplir sus sueños que desde pequeño se imaginó y que sus condiciones le pueden llevar a obtenerlos.

¿Actuó mal?, sin dudas, ¿debe tener una sanción acorde a su falta?, por supuesto, pero no se le puede juzgar y sepultar definitivamente. Hay que darle toda la ayuda profesional que necesite para que estos episodios queden en el pasado y no se vuelvan a repetir ni por él ni por ningún otro joven con condiciones e ilusiones.

A raíz de esta situación que está viviendo y que ha sido difundida en la prensa y en redes sociales, la pregunta que surge es ¿cuánta culpabilidad tienen las llamadas instituciones que deben velar por los integrantes de las divisiones inferiores en todos los aspectos formativos?; no sólo en ejercitar las condiciones físicas y deslumbrarse con la futbolísticas, no solamente quedarse en la técnica y en la táctica, sino que de manera integral.

Las llamadas entidades deportivas, instituciones majestuosas con renombre dentro y fuera del país deben preocuparse y ocuparse también de la semilla, aquella que a la postre dará sus frutos, pero no para, únicamente ser objeto de venta y obtener jugosas ganancias, sino para que puedan ser realmente organizaciones deportivas que se precien de tal y no solo un equipo de fútbol.

El joven aquel, no es el único culpable…

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