Euforia, resultados y sistema electoral
Por: César Rosende Bustamante
Académico Universidad Central
La elección dejó un presidente electo con una cantidad histórica de votos, y además una gran participación (más de 13 millones de personas). El comando del presidente electo debe estar eufórico por el apoyo recibido, pero esto se explica no sólo por las virtudes del candidato, de su campaña, el rechazo al gobierno de Boric o un sentimiento anticomunista, sino también por un cambio en las reglas del juego electoral.
Desde el 1989 y hasta el año 2012, la inscripción en los registros electorales fue voluntaria y el voto obligatorio, y el padrón en 23 años, apenas creció de 7,55 a 8,28 millones de personas (sólo 727 mil), con una participación promedio en elecciones presidenciales de 87%, considerando las elecciones de Aylwin, Frei, Lagos, Bachelet y Piñera, (en su primer mandato), lo que demuestra que quienes estaban interesados se inscribían y votaban. Por el contrario, muchas personas no se inscribían para evitar votar o recibir una sanción.
La reforma del año 2012, (ley 20.568) estableció la inscripción en los registros electorales fuera automática y el voto voluntario, por eso, aunque el padrón aumentó desde los 8,28 a los 13,57 millones de personas (cinco millones más), la participación se mantuvo baja, un promedio de 48% del padrón, considerando las elecciones de Bachelet, Piñera (ambos en su segundo mandato) y Boric, llegando a un máximo de 55% del padrón (8,27 millones de personas en 2021).
En el año 2022, por ley 21.524 se estableció una nueva reforma electoral que sumó el voto obligatorio a la inscripción automática del año 2012. Esta fue la primera elección presidencial con esta reforma la que provocó un crecimiento sin precedentes en la participación en elecciones presidenciales, llegando a integrar a 13,43 millones de personas (un 85% del padrón que ahora tiene 15,77 millones de inscritos), quienes seguramente participan no sólo por interés sino también para evitar una eventual sanción. Estas nuevas reglas son las que explican por qué los dos candidatos obtuvieron abultadas votaciones; mientras José Antonio Kast se alza como el presidente más votado en la historia de Chile (7,25 millones de votos), Jeannette Jara también logró más votos que todos los anteriores mandatarios, aunque sus 5,21 millones fueron insuficientes para ganar la elección.
Si consideramos que antes sólo se inscribían para votar los interesados en política, y luego votaban los interesados, aunque fueran muchos los inscritos, me pregunto ¿José Antonio Kast y Jeannette Jara habrían obtenido tal nivel de apoyo con inscripción o voto voluntario?, a mi entender no. Pero no se debe sacar conclusiones apresuradas sobre el real apoyo popular, es necesario saber interpretar los resultados a partir de los componentes del sistema en que se producen.