Brechas de desigualdad se acentúan en adultos mayores en Chile
El aumento de las desigualdades salariales de los adultos mayores, tiene en otros factores a aquellos con menor educación, quienes han estado cesantes, sueldos y contratos laborales precarios y los “Trabajadores por Cuenta Propia”.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en un informe de octubre pasado, constató que las desigualdades en los ingresos se están ensanchando con las nuevas generaciones, mientras que hasta ahora sus condiciones económicas mejoraban globalmente y advierte de que las desigualdades entre las personas mayores crecerán en los próximos años.
Actualmente Chile está ubicado como uno de los países con una mayor desigualdad entre los países que pertenecen a la OCDE, sitial que en absoluto nos debe llenar de orgullo, más aun sabiendo que esta condición aumenta en los adultos mayores, segmento de la población muy golpeado económicamente por ingresos de pensiones bajísimas y una calidad de vida, muchas veces indigna.
Nuestra población está “envejeciendo” y en pocos años más este fenómeno se hará más visible y dramático, ya que los beneficios, espacios y pensiones serán críticos para acoger en forma digna a nuestros adultos mayores.
La triste realidad que tenemos es que según un estudio de la Fundación Sol “La mitad de los trabajadores recibe un salario líquido inferior a $350.000.- (Trescientos cincuenta mil pesos). Ese es un dato muy decidor e implica que el ingreso promedio, -situado en $517.000.- (Quinientos diez y siete mil pesos)-, no nos sirve como un referente de lo que enfrenta la mayoría de los chilenos. Entre hombres y mujeres, para ellas la situación es aún más grave: la mitad de las mujeres recibe un salario inferior a $300.000.- (Trescientos mil pesos)”. Frente al resultado de este estudio, el ahorro logrado al final de su vida activa laboral, no le permitirá obtener una pensión digna para enfrentar los años del anhelado y merecido descanso.
Es conveniente comentar que el aumento de las desigualdades en los ingresos de los adultos mayores, también tiene su origen en otros factores que no permiten generar ahorros en forma permanente, como por ejemplo, aquellos con menor educación, los que han padecido periodos de cesantía, otros con sueldos y contratos laborales precarios y si a estos agregamos aquellos que han sido “Trabajadores por Cuenta Propia” (número importantes entre los ocupados) y que jamás han aportado fondos para una pensión en su vejez, considerando que los ingresos obtenidos generalmente fueron insuficientes.
Otro estudio de la OCDE, dice que en el año 1980 había una media de sólo 20 personas de 65 años o más por cada 100 personas en edad productiva; para 2015 esta cifra había aumentado a 28 y para 2050 se proyecta que casi se duplique hasta alcanzar 53. Muchas economías de la OCDE y países emergentes envejecen con mucha más rapidez y de acuerdo con el informe, la desigualdad en la educación, la salud, el empleo y los ingresos comienzan a acumularse desde una edad temprana. Chile está ubicado entre los países con una vida promedio de 80,5 años, es el país con la mayor esperanza de vida de toda América Latina y a nivel continental sólo es superado por Canadá y sus 82,2 años, según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 2016.
En un momento pensemos en el Chile del año 2040 o 2050, lo vemos como un país más desarrollado tecnológicamente, con una matriz energética más limpia y de fuentes renovables, un país más limpio, menos contaminado, más inclusivo.
¿Y las pensiones cómo queremos que sean?
Si todo comenzamos hoy a achicar la brecha de desigualdad hacia los adultos mayores, creo que lo podremos lograr, tan solo si mejoramos la educación, por una educación de calidad que llegue a todos los segmentos de la población, una educación parvularia, básica, media, técnica profesional y universitaria conectada con los proyectos educativos y requerimientos del siglo XXI, motivando a los estudiantes con las herramientas para que aprendan, investiguen y desarrollen habilidades que luego serán requeridas en el mercado laboral, por lo que les corresponderá mejores trabajos y remuneraciones, lo que conlleva mejores ahorros en fondos para sus pensiones. Ahora es el tiempo.
Sergio Urrutia Donoso
Académico de la Facultad de Económica y Negocios
Universidad Central de Chile