Bullying en colegios y escuelas de Chile: Cómo prevenir e intervenir desde la educación socioemocional
“Ahora estoy muy asustada porque van a empezar las clases”. Hace unos días Pía, una alumna del Colegio Inglés de Talca que pasa a Octavo Básico se hizo viral con un video en redes sociales por su estremecedor relato sobre el bullying del que ha sido víctima de parte de sus compañeros. Actualmente el padre […]
“Ahora estoy muy asustada porque van a empezar las clases”. Hace unos días Pía, una alumna del Colegio Inglés de Talca que pasa a Octavo Básico se hizo viral con un video en redes sociales por su estremecedor relato sobre el bullying del que ha sido víctima de parte de sus compañeros.
Actualmente el padre de la menor ha anunciado acciones legales en contra del establecimiento educacional de su hija, solicitando una indemnización por daños y perjuicios debido a que su hija ha sido víctima de bullying de manera sistemática e ininterrumpidamente durante tres años.
“No se ha hecho absolutamente nada que tenga que ver con la efectividad y la eficacia. Ellos dicen que ‘vamos a abordar el tema’, ‘vamos a aplicar el protocolo de bullying’, pero en ningún caso (el protocolo) está a la altura porque, si así hubiese sido, no estaríamos en esta instancia”, indicó el padre de la menor en entrevista con un medio.
Lamentablemente en Chile, casos como el de la estudiante Pía, abundan. Hace unos meses los medios contaban sobre él de un alumno del Colegio Pumahue quien, también de manera sistemática sufrió de bullying e intentó suicidarse. La familia tuvo que recurrir a la justicia, que finalmente ordenó al establecimiento educacional a pagar una indemnización.
Francisca Sáez, Directora Ejecutiva, Corporación Educacional Eventuras, especializada en aprendizaje socioemocional, explica que “hay protocolos y normativas que regulan el acoso escolar o bullying y el ciberbullying, pero en varias ocasiones no resultan efectivos ya que muchas veces los establecimientos no disponen de los recursos ni capacitaciones suficientes para abordar esta problemática, las medidas preventivas son escasas y se trata el problema una vez que ya escaló, teniendo consecuencias complejas. Si bien, contar con políticas de prevención y procedimientos establecidos respecto al bullying es crucial para su prevención, cuando no hay un entrenamiento riguroso y persistente de todo el personal del colegio en estos protocolos, es muy difícil detectarlo a tiempo y evitar sus consecuencias.”
“También, es importante que, tanto docentes como apoderados, estén involucrados en el diseño de estos protocolos internos del establecimiento porque el bullying es un problema transversal, que afecta a toda la comunidad escolar y todos deberían sentirse parte de esta esta cruzada en contra del acoso escolar», reflexiona.
La violencia post pandemia
Pero estas situaciones que hoy vemos de bullying o acoso escolar también tienen otro gatillante del poco o nada se habla: la pandemia.
“Si bien han pasado ya más de dos años desde que los estudiantes volvieron a la presencialidad post confinamiento producto de COVID- 19, aún esta pandemia sigue mostrándonos que nuestros niños y niñas ya no son los mismos, puesto que pasaron por un período importante de estrés e incertidumbre, donde estuvieron aislados sin contacto social y, muchos de ellos vivieron situaciones complejas en sus casas, por la situación económica, el desempleo etc”, reflexiona la profesional.
“Dadas las dificultades e incertidumbre que todos enfrentamos durante el confinamiento, muchos estudiantes estuvieron muy solos y creo que algunos siguen así. Hoy las pantallas y los celulares son muchas veces sus únicos compañeros, hay poca intención de conexión humana desde muchísimos frentes. Bajo este contexto, es muy difícil que el niño (a) establezca vínculos de afecto que perduren en el tiempo”, indica Francisca.
Pero esto no es todo. “También hay que sumar los contextos de violencia que no sólo se ven en las escuelas. Hoy tenemos una gran presencia en los medios de comunicación noticias sobre robos, asesinatos y violaciones. Y, si tenemos un relato que constantemente nos está hablando de violencia, probablemente esto termine siendo normalizado no sólo por los adultos, sino que también por los estudiantes”, agrega.
“Al final, hoy los estudiantes están reflejando el estado emocional que tenemos los adultos. Si bien, es doloroso escuchar de violencia dentro de lugares deberían ser espacios seguros y llenos de experiencias positivas como las escuelas, debemos hacernos cargo y mirar qué está pasando en las calles, cómo nos estamos relacionando en nuestros entornos laborales y qué les estamos comunicando a nuestros niños y niñas dentro de nuestros hogares”, puntualiza.
El rol de la educación socioemocional contra el bullying
El rol de los docentes y de todo el staff académico en un colegio para detectar tempranamente un episodio de bullying o acoso escolar entre sus alumnos (as) es crucial.
“La prevención del bullying tiene tres pilares fundamentales, el primero es que haya políticas y procedimientos claros, y, esto debe existir en todos los colegios, es decir, que todos sepan cuáles son, cómo se procede y qué consecuencias traen. En segundo lugar, el staff completo del colegio (profesores, inspectores y directores) deben estar entrenados para saber cómo responder frente a estos episodios de bullying, para poder intervenir en estos casos y también para poder educar a sus estudiantes sobre esta problemática”, explica la profesional.
“Y el tercer pilar fundamental es la educación socioemocional tanto para docentes como para estudiantes. De hecho, una de las medidas que tiene mayor evidencia científica y da mejores resultados previniendo el bullying es, entrenar a los estudiantes en habilidades socioemocionales y educarlos en temáticas de bullying, el objetivo es que sepan qué es, cómo se detecta, cuáles son sus consecuencias, cómo y por qué ayudar al estudiante que hace bullying y al que es víctima”, aclara.
Cuando hay bullying en una escuela, según explica la profesional, hay que entenderlo como un problema global. “El estudiante víctima es el que probablemente se lleve las consecuencias más duras para su presente y futuro, pero hay que entender que el que hace bullying tampoco es un estudiante sano y, aquí tenemos empatizar con este alumno (a) y ayudarlo para que no se transforme en una escalada de problemas que en el futuro pueda llevarlo a delinquir, tener adicciones o dañar gravemente su salud mental”, recalca.
“Las habilidades emocionales pueden transformarse en una valiosa herramienta para las víctimas de bullying, ya que necesitan regulación emocional para responder efectivamente, necesitan construir lazos de amistad para sentir confianza y pedir ayuda, necesitan saber comunicarse efectiva y asertivamente. Por otro lado, quienes hacen bullying, también necesitan desarrollar habilidades como la regulación emocional para gestionar la respuesta a sentimientos como la ira o frustración, necesitan aprender y experimentar la empatía así como también resolver conflictos y relacionarse respetuosamente con su entorno ”, agrega.
Bajo este contexto, de acuerdo a la experta, los docentes siempre deberían tener al alcance estrategias de prevención de bullying mediante habilidades socioemocionales y también examina otra consecuencia del acoso escolar, que afecta a los niños y niñas que son testigos de esta forma de violencia, conocidos en inglés como «Bystanders».
“Estos niños (as) observadores pueden experimentar efectos psicológicos similares a los de las víctimas del acoso, por lo que también es importante considerar el impacto de este tipo de violencia no sólo en los directamente afectados, sino también en quienes presencian estas situaciones”, recalca la profesional.
“En consecuencia, si existe evidencia de que un niño está siendo víctima de acoso escolar, es decir, si el profesor presencia o confirma la situación, debe activar los protocolos establecidos por el colegio. Además, la institución educativa debería implementar una intervención a cargo de profesionales capacitados en esta materia o recurrir a una entidad especializada en abordar crisis de este tipo. Es fundamental que esta intervención no sólo se centre en los afectados directos, sino que también abarque a todo el curso o incluso todo el establecimiento, asegurando así un enfoque integral y preventivo”, según señala Francisca.
Contención familiar
El rol de los papás y/o apoderados también es clave. “Es de una escucha activa, sin juzgar, es de proveer todas las condiciones para que se abran espacios de conversación abiertas y sensibles, que el niño se sienta libre de expresar sus emociones”, enfatiza la profesional.
“Por otro lado, es importante que puedan proveer todos los cuidados y protecciones para sus hijos (as), considerando elementos preventivos como vínculos estrechos y la promoción de habilidades socioemocionales”, aclara.