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UCEN realizó conversatorio ‘Repensando el rol científico de la universidad: entre la pertinencia y la dictadura de los indicadores’

Con el objetivo de establecer un espacio de diálogo permanente entre académicos/as y autoridades universitarias en torno a temas relacionados con la educación superior, la Universidad Central realizó el primero de los tres conversatorios del ciclo de invierno 2020 ‘Universidad y Sociedad’, en los cuales se abordará la temática ‘Movimientos Sociales y pandemia en Chile: […]

UCEN realizó conversatorio ‘Repensando el rol científico de la universidad: entre la pertinencia y la dictadura de los indicadores’

Con el objetivo de establecer un espacio de diálogo permanente entre académicos/as y autoridades universitarias en torno a temas relacionados con la educación superior, la Universidad Central realizó el primero de los tres conversatorios del ciclo de invierno 2020 ‘Universidad y Sociedad’, en los cuales se abordará la temática ‘Movimientos Sociales y pandemia en Chile: oportunidades de una crisis’.

Este primer conversatorio, que se realizó el miércoles 22 de julio y se tituló ‘Repensando el rol científico de la universidad: entre la pandemia y la dictadura de los indicadores’, contó con la participación de Aldo Valle, ex rector de la Universidad de Valparaíso; Fernanda Beigel, Investigadora Principal del CONICET y profesora titular de la Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, Argentina; José Santos, académico de la Universidad de Santiago; y Enrique Fernández, vicerrector de Desarrollo Institucional de la U.Central como moderador.

Los expertos debatieron sobre la función que la investigación científica debiera tener en la universidad, orientado en los últimos años hacia la satisfacción de índices de publicaciones, legitimados por la política pública en desmedro de investigaciones de alcance más local, pero de mayor pertinencia para la sociedad. Además, analizaron de qué modo se puede congeniar la integración a los grandes circuitos científicos internacionales con la debida cautela de los intereses de desarrollo y bienestar de las sociedades en que se encuentran insertas las universidades.

En la oportunidad, Fernanda Beigel comentó sobre las jerarquías que se han establecido en el mundo académico actual y que la pandemia ha puesto en discusión. “En la mayoría de nuestros países se constituye una elite bifronte, un conjunto de investigadores y académicos/as que están mirando hacia la agenda internacional y que se integran a las revistas y a las publicaciones donde funcionan estos estándares globales, pero también persiste lo que podríamos llamar una elite de orientación nacionalizada que según las perspectivas de los estándares globales son básicamente endogámicas”, explicó.

Agregó que “el circuito latinoamericano es una plataforma de 200 años de existencia y que desde allí se construye un espacio intelectual latinoamericano que da origen a una filosofía latinoamericanista, a una literatura, a una sociología, a una identidad cultural que más allá de la heterogeneidad de nuestra región, de las diferencias que tenemos, constituye una plataforma cultural y un espacio intelectual. Así desde 1948 se constituye el circuito académico regional y desde 1973 un circuito de publicaciones latinoamericanas”.

Por su parte, José Santos expuso desde la perspectiva de tensionar la disyuntiva a la que se enfrenta la universidad hoy, particularmente en América Latina y Chile, entre producir ciencia pertinente o servir ciertos indicadores de productividad. “La disyuntiva que se presenta es en realidad entre dos tipos de producción: la producción de una ciencia pertinente o la producción de una ciencia que satisfaga los indicadores. Por ello, no se trata de una disyuntiva propiamente tal puesto que no hay una exclusión evidente entre los términos, en ambos temas, se trata de producir. En este caso, se plantea un aparente camino intermedio cuando lo que ocurre es que en realidad nunca existió una disyuntiva, no la hay, pues la presencia de una idea de producción las hace compatible”.

Asimismo, agregó que “las universidades chilenas han permanecido, tal vez conscientemente, dando vueltas en aquella aparente disyuntiva. La decisión que podría generar el estar en una verdadera disyuntiva, a decidirse por una ciencia improductiva está tomada hace rato por las universidades y, sin duda, también por el Estado chileno. Ellas han optado por la productividad por considerar a la investigación como una industria que aspira a ser productiva y, en algunos casos, intentando además que dicha investigación tenga relevancia”.

Por último, Santos comentó que “la ciencia más relevante es la que más necesitamos aquí y ahora, esa es la ciencia pertinente la que debe promoverse y desarrollarse. Esa es la ciencia, que en mi opinión, deberían impulsar nuestras instituciones, ya sea las universidades o el Estado”.

En tanto, Aldo Valle declaró que “se ha ido produciendo una subordinación de las propias universidades, ciertamente de los académicos y, en alguna medida, también de las propias políticas públicas respecto del llamado factor de impacto que tiene efectos en nuestras realidades de modo transversal sobre el quehacer académico”.

Los instrumentos de la política pública y de las propias universidades, y ciertamente los académicos y los investigadores, quedan en alguna medida atrapados por decisiones editoriales que acontecen fuera de la universidad, fuera del quehacer académico propiamente tal. De esa manera, la autonomía de las instituciones y del sistema de incentivo de la política pública se ven directamente afectados”, comentó Valle.

El ex rector de la Universidad de Valparaíso, agregó “el factor de impacto tiene efectos directos y transversales en la educación superior. Influye de modo relevante en indicadores utilizados para la acreditación de investigación en las universidades, en instrumentos de la política pública, en la formación de claustro para el postgrado y en su certificación. Influye también en la determinación de políticas institucionales de desarrollo para las universidades”.

Finalmente, Valle enfatizó en que “se está produciendo una estandarización respecto de qué se investiga y de qué se publica, lo que empobrece el saber y el hacer disciplinario, exponiéndose a generar sesgos discriminadores respecto de algunas disciplinas. A su vez, se podría observar también un circuito de autoreproducción sistémica entre métrica editorial, políticas públicas, estándares de acreditación y distribución de prestigio con lo que es la escolástica de turno en los distintos saberes o disciplinas”.

Revisa el conversatorio completo AQUÍ

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