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Capellanías en manos de mujeres

Izani Bruch, obispa de la Iglesia Evangélica Luterana de Chile (IELCH) y capellana del
Palacio de la Moneda, aseguró que el mundo religioso, especialmente en Chile, “sigue siendo en su mayoría un espacio de hombres y son pocas las iglesias las que reconocen el pastorado de mujeres”.

Por Natalia Ojeda Gaete

Capellanías en manos de mujeres

En un nuevo capítulo de Con Mirada de Mujer de la Radio Universidad Central, Izani Bruch, obispa de la Iglesia Evangélica Luterana de Chile (IELCH) y capellana evangélica del Palacio de la Moneda, conversó sobre su rol como mujer liderando espacios que suelen ser dirigidos por hombres.

La capellana explicó que en el Palacio de Gobierno existen tres capellanías, la católica, judía y evangélica y que dependen del Ministerio Secretaría General de la Presidencia. Respecto al rol que cumplen dentro de la institución, señaló que poseen “un rol pastoral que es de acompañar a los funcionarios y funcionarias que profesan la fe desde la perspectiva evangélica, en mi caso”.

Para la obispa, todas las capellanías son importantes, pero desde la iglesia evangélica hay una mayor apertura en cuanto a la incorporación de mujeres en los liderazgos. Frente a esto, mencionó que “en el caso de la capellanía evangélica, llama la atención justamente porque son mujeres las que están ocupando un rol que históricamente ha sido masculino”.

Izani Bruch, admite que desde muy niña tuvo una vocación de liderazgo comunitario y en la teología. Después de un largo recorrido de pastorado en 2019 fue elegida como obispa de la Iglesia Evangélica Luterana en Chile (IELCH) y en 2022 fue nombrada como capellana en el Palacio de La Moneda.

Reconoce ser feminista, ya que a lo largo de su formación teológica en la iglesia luterana también estudió teología feminista, la que tenía como propósito instruirlos hacia la justicia de género.

“La iglesia forma tanto a hombres y mujeres para que podamos avanzar, porque entendemos que la justicia de género es también un mandato desde el evangelio. Por eso, tengo y puedo declararme feminista y hacer ese abordaje de forma más libre que otras mujeres”, agregó.

A raíz de su postura, ha presenciado algunas dificultades al interior de la iglesia y con otros colegas. “Siento que hablar de ser feminista a muchas iglesias les causa espanto, porque ven el feminismo como una amenaza, sobre todo, las iglesias que siguen negando espacios para las mujeres. Sí hay momentos en que hay tensión, hay ciertos liderazgos que abiertamente no les agrada que yo sea la capellana de La Moneda por ser feminista y por trabajar con la perspectiva de género. Pero siempre tengo la esperanza de que vayamos conociendo, conversando, dialogando y entendiendo que Jesús vino para traer vida y vida en abundancia para hombres y mujeres, y que ambos son creados a imagen y semejanza de Dios”, destacó.

Dentro de sus funciones, una de las más importantes es el acompañamiento pastoral que realiza a otras mujeres, tanto en el Gobierno como en la comunidad en la cual trabaja. Para la capellana ser mujer le permite tener mayor cercanía con muchas de ellas, porque se conecta desde su rol de mujer, madre y esposa. Y fue gracias a esta confianza que notó que las mujeres, sobre todo de la tercera edad, son las que más han sufrido violencia.

“Desde mi trabajo pastoral puedo afirmar que casi todas las mujeres han pasado por situaciones de violencia, sea física, psicológica, simbólica o económica que es muy fuerte. Y ahora lo que estoy viendo mucho es que en las mujeres de la tercera hay también una violencia muy fuerte, porque son abandonadas, invisibles; ya no pueden servir, no pueden cocinar, no tienen la misma fuerza para cuidar a sus nietos y nietas, entonces, van siendo abandonadas y muchas, incluso, sufren maltrato de sus hijos e hijas”, lamentó.

Asimismo ocurre dentro de la orgánica eclesiástica y acusó es precisamente dentro de este entorno es donde más les cuesta a las mujeres denunciar, puesto que son los mismos discursos y predicaciones bíblicas las que indican que las mujeres deben hacer caso a sus esposos. Pese a ello, advirtió que “la violencia de género es un pecado, la violencia contra las mujeres es un pecado, Dios no quiere que las mujeres y que ninguna persona viva situación de violencia”.

Por ello, es aquí cuando su trabajo pastoral tiene más relevancia que nunca: “Ahí, uno empieza a hacer una lectura de los textos bíblicos, yo diría que más que con la mirada de uno como mujer, sino que siempre invito a leer los textos bíblicos desde la mirada de Jesús. Yo digo, pongámonos los lentes de Jesús para leer ese texto bíblico y para ver cómo ese texto habla de nosotras, habla de nuestra dignidad y nuestra autoestima”.

Finalmente, la capellana Izani Bruch entregó un mensaje para todas las mujeres y los tiempos tan complejos que está viviendo la sociedad: “En este tiempo de tanta desesperanza quiero invitar a que podamos mirar a nuestro buen pastor, a Jesús, escuchar su voz, escuchar a través de Jesús la voz de Dios que es siempre para mí una voz de paz, de justicia, de esperanza, una voz que nos quiere conducir por caminos de vida, así que miremos a Jesús, escuchemos su voz y ciertamente vamos  a partir de su voz también reconocer las señales de esperanza que están medio nuestro”.

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