Bolivia sin Evo
Una suma de irregularidades llevó a Evo a renunciar, y con él, a su Vice-Presidente, y los Presidentes del Senado y Cámara de Diputados. Bolivia ha quedado casi sin sucesión institucional, posibilitando que la Segunda Vice-Presidenta del Senado, si lo aprueban, conduzca el país. Es de esperar que a una nueva elección verdaderamente limpia y […]
Una suma de irregularidades llevó a Evo a renunciar, y con él, a su Vice-Presidente, y los Presidentes del Senado y Cámara de Diputados. Bolivia ha quedado casi sin sucesión institucional, posibilitando que la Segunda Vice-Presidenta del Senado, si lo aprueban, conduzca el país. Es de esperar que a una nueva elección verdaderamente limpia y comprobable, con otro Tribunal Electoral, esta vez, imparcial.
Se saltó el plebiscito que impedía su reelección permanente. Suspendió por 23 horas el cómputo electoral, porque no obtenía el 10% de diferencia sobre su contendor, Carlos Mesa. Sorprendentemente, luego lo alcanza, si bien la Empresa tecnológica encargada reconoce manipulación, más las denuncias de dos inspecciones de la OEA que terminó impugnándola. Un conjunto de elementos que evidenció el fraude electoral. Aceptó las inspecciones, y accedió a una segunda vuelta, pero ya fue tarde. Los Departamentos de Sucre, Cochabamba, Santa Cruz, Potosí y Beni, se rebelaron y la policía se acuarteló. La Paz quedó dividida y confrontada con manifestaciones, algunas violentas. El Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas ‘sugirió’ que renunciara. No tenía cómo resistir, y lo hizo verbalmente acusando un Golpe de Estado, y califica de “criminales” a sus opositores, Mesa y Camacho, en una larga arenga conjunta con el Vice-Presidente García Linera. Son los hechos resumidos.
Las reacciones de los países Bolivarianos no se han hecho esperar, como precedente indeseable. Tampoco otros afines como México y la dupla que asumirá en Argentina, que le han ofrecido refugio, si se viera forzado a partir, para no afrontar posibles juicios. Son visiones contrapuestas que obedecen más a posturas ideológicas que a la secuencia de acontecimientos objetivos. Faltan todavía otros por resolverse, como si hace efectiva la renuncia formal ante el Parlamento y éste la acepta, o seguirá protegido por el Gremio Cocalero en algún lugar que todavía se desconoce, o si intentará armar algún tipo de resistencia civil, o conformar algún Gobierno disidente, interno o en el exilio, si parte. Ya circula un Comunicado Urgente de la Red de Bolivianos en el exterior, negando el que hubiere un Golpe de Estado, al no apropiarse del Gobierno las Fuerzas Armadas ni la Policía, y buscar el reemplazo constitucional.
Ciertamente el país está dividido y habrá que afrontarlo institucionalmente en lo interno, y adoptar posturas en lo externo, las que igualmente se anticipan contrapuestas. Ojalá se logre, pues Bolivia merece reencauzar su democracia, violentada por las persistentes ilegalidades de Evo.
Samuel Fernández Illanes
Académico Facultad de Derecho, U. Central