Aranceles agrícolas
Por: Francisco Castañeda
Economista. Universidad Central de Chile

Un alza de 10% en los aranceles estadounidenses a productos agrícolas chilenos –como a la fruta fresca– introduce una distorsión en la cadena de valor exportadora. Este tipo de impuesto no se traduce automáticamente en un precio 10% mayor al consumidor norteamericano; su efecto depende de la elasticidad de la demanda y del poder de negociación entre los actores. En la práctica, gran parte de las exportaciones agrícolas chilenas se realizan a través de intermediarios o distribuidores mayoristas en USA, que compran a empresas exportadoras las que a su vez compran a pequeños y medianos productores. Así, el impuesto adicional tiende a repartirse en la cadena según el poder relativo de cada eslabón. Dado que los productos chilenos compiten con la oferta local (en California), es probable que los distribuidores estadounidenses trasladen parte del costo hacia las exportadoras, reduciendo el precio pagado en origen a los productores chilenos. Esto presiona los márgenes de productores chilenos con menor capacidad de ajuste productivo, lo que puede derivar en menor inversión, empleo estacional y competitividad. Si el arancel lo absorben los pequeños y medianos productores, se afecta su rentabilidad. También puede esto generar incentivos para mayor productividad y eficiencia, pero no todos tendrán la capacidad de adaptarse rápido.