Innovación Docente para el siglo XXI
Por: Francisco Castañeda,
Economista Universidad Central de Chile.

Uno de los objetivos primordiales de la educación es permitir que los alumnos desarrollen capacidades integrales que les permita contribuir a la sociedad. Para estos fines el proceso de enseñanza aprendizaje donde el profesor transmitía sus conocimientos de forma directa a los alumnos, está evolucionando, siendo reemplazado por una variedad de estilos de aprendizaje y estrategias de enseñanza innovadoras que ayudan a crear entornos de aprendizaje más creativos, dinámicos, accesibles, sustentables y bioéticos. Si bien las barreras geográficas para la educación pueden haber desaparecido en todo el mundo a través de la educación virtual, todavía existen brechas entre los países en el uso eficiente de los recursos y el enriquecimiento de la innovación en estas experiencias educativas. Además, Chile presenta bajas habilidades digitales y un relativo poco uso de la educación online. Algunos de los puntos importantes que se desprende de esto, son la necesidad de fortalecer el capital humano del sistema de educación superior y tener experiencias de enseñanza-aprendizaje más actualizadas. Consistente con lo anterior, la educación online se visibiliza cada vez más como una forma de lograr una mayor inclusión social, mejorar el aprendizaje y expandir las oportunidades. Para lograr tales objetivos, se utilizan las tecnologías de información (TICs) para la formación de los estudiantes y además permiten la innovación docente con adecuadas pautas académicas. La educación online contiene elementos de flexibilidad y autoaprendizaje, y puede ser aplicada en diferentes niveles educativos. Respecto a la inclusión, crea oportunidades a grupos vulnerables, los que, por condiciones sociales, no pueden acceder a una educación tradicional. Además, redefine el paradigma educativo al transformarse el estudiante en un sujeto activo, diferente al esquema vertical de autoridad en sala de clases del modelo tradicional. Con el apoyo de las TICs, la sala de clases pasa a ser interactiva, y a través de la adquisición de estas competencias digitales, se pueden obtener resultados superiores en el aprendizaje de los alumnos. Pero no basta con entregar educación online para lograr estos resultados. Adicionalmente se deben realizar una serie de cambios de modo de potenciar esta herramienta. La definición de “Innovación en la educación”, es más que solamente nuevos textos, nuevos papers, o incluso disponer de TICs. Es cómo los países a través de sus instituciones de educación superior rediseñan sus procesos organizacionales con un foco en la innovación para producir bienes educativos; esto es cómo trabajan los docentes, cómo se relacionan con los grupos de estudiantes, cómo se comunican al interior de la sala de clases y cómo usan la tecnología. Pero es necesario tener en cuenta que la innovación en educación no es un objetivo en sí mismo, sino un medio para alcanzar otros objetivos educacionales; mejorar resultados del aprendizaje, del bienestar de los alumnos, mejorar la relación costo-efectividad (recursos limitados), disminuir las brechas educacionales (por origen social), replantear modelos de evaluación de los cursos e incrementar la satisfacción de profesores y alumnos. Así, la medición y monitoreo de estos cambios debería traducirse en una renovación permanente del set de prácticas innovadoras para el aprendizaje.
También los aspectos psicológicos y socio-ambientales de los alumnos en contextos virtuales requieren una mayor atención porque al final del día el desaliento y una potencial carencia de sentido de pertenencia afectarán su performance académica con impactos adversos en el resultado de aprendizaje y en sus proyectos de vida. Así, el desafío es doble; la técnica y la humanización de estos espacios virtuales deben ir de la mano.