¿Se perdió el miedo a morir en accidentes de tránsito?
La ley de Tránsito es más que clara: “la luz roja indica detención. Los vehículos que enfrenten esta señal deberán detenerse antes de la línea de detención y no deberán avanzar hasta que se encienda la luz verde”, pues por estos días da la sensación de que nadie leyó esta parte en el Libro del […]
La ley de Tránsito es más que clara: “la luz roja indica detención. Los vehículos que enfrenten esta señal deberán detenerse antes de la línea de detención y no deberán avanzar hasta que se encienda la luz verde”, pues por estos días da la sensación de que nadie leyó esta parte en el Libro del Nuevo Conductor.
Se ha vuelto frecuente transitar por las calles de cualquier parte del país que, al dar la luz amarilla, algunos conductores incluso aceleran, y otros que van más allá, siguen avanzando a pesar de que la luz del semáforo ya esté en su siempre imponente rojo.
Estas arriesgadas conductas cada vez se hacen habituales sobre todo entre motociclistas, mientras que vehículos particulares suelen caer en el mismo comportamiento. Pero donde llama más la atención, es en conductores “profesionales”, quienes, sin pensar en los pasajeros, tientan a la suerte cruzando el semáforo en rojo.
Esta primera semana de noviembre se hizo conocido un video en redes sociales, donde un bus del servicio de transporte Metropolitano RED, cruzaba una intersección en rojo, colisionando por la izquierda a una camioneta, que tras perder el control casi atropella a un ciclista que, por tener buenos reflejos, pudo zafar de algo peor que un susto. Esta temeraria conducta de un conductor profesional no solo puso en riesgo su vida, porque iba sin pasajeros, sino que a civiles inocentes que se encontraban en ese lugar.
¿Es que en estos tiempos el individualismo ha llegado a tal nivel que andamos solos conduciendo en las calles? Por mi parte siempre me he enfocado en conducir atento a las condiciones y señales del tránsito, porque me importa mi vida, mi familia y respeto a los demás, sin embargo, siempre está el temor por cuál es el respeto que tienen los demás por quienes van a su alrededor en las calles.
Efectivamente las calles se han vuelto violentas para algunos, pero al momento de conducir, aquel mundo de las ruedas cada vez se ve más inseguro, sin respetar límites de velocidad, sin respetar pasos peatonales, y ahora, en un nivel alarmante, algunos incluso pasan por alto el rojo del semáforo como si no existiera la muerte.
David Valenzuela
Periodista Radio Ucentral