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“Karadima, el señor de los infiernos”, más allá de lo perverso

“Karadima, el señor de los infiernos” escrito por la periodista María Olivia Monckeberg, y publicado el 2011, relata los excesos y aprovechamientos cometidos por el conocido sacerdote Fernando Karadima en la que fuera una de las congregaciones más influyentes de la capital, la Parroquia El Bosque en Providencia. Más de cuarenta años de abusos, feligreses […]

“Karadima, el señor de los infiernos”, más allá de lo perverso
Nicole Lazo 18 julio, 2019

“Karadima, el señor de los infiernos” escrito por la periodista María Olivia Monckeberg, y publicado el 2011, relata los excesos y aprovechamientos cometidos por el conocido sacerdote Fernando Karadima en la que fuera una de las congregaciones más influyentes de la capital, la Parroquia El Bosque en Providencia.

Más de cuarenta años de abusos, feligreses de clase alta, víctimas adolescentes y adultas, además de posibles encubridores, deja en evidencia la investigación realizada por Monckeberg, quien ya contaba con una amplia carrera como investigadora periodística. Nos entrega un relato impactante, preciso y lleno de detalles verosímiles que atrapan al lector, no solo por su conmoción, sino que también por lo cerca que parece estar esta realidad de nosotros y que muchas veces, escogemos ignorar.

Todo comienza con un correo electrónico recibido por la periodista, de parte de James Hamilton, una de las víctimas de Karadima. Hamilton, médico de profesión, narra que los abusos físicos y psicológicos fueron cometidos por cuatro décadas, y que entre sus víctimas se encuentran jóvenes adolescentes y adultos de casi cincuenta años.

A lo largo del texto, Monckeberg profundiza en lo que fueron estos delitos, en quiénes han sido sus víctimas, qué personas componían el círculo de confianza del sacerdote y se deja al descubierto la poderosa protección de la cual gozaba uno de los personajes más perversos de la Iglesia Católica Chilena.

Karadima, el señor de los infiernos, viene a denunciar y revelar los actos negligentes del poder eclesial y la justicia chilena para con las denuncias de las víctimas, quienes han sido calificadas como “actores” y “difamadores”, pero que su testimonio se vuelve cada vez más potente y real.

Por: Nicole Lazo

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