Desde antes de la notificación del primer caso COVID-19 en marzo de 2020, la Subsecretaría de Redes Asistenciales puso en marcha un plan estratégico de coordinación con los Servicios de Salud y de Atención Primaria del país. Este plan incluyó la incorporación de nuevos recursos y la contratación anticipada de una gran cantidad de personas para crear las condiciones que permitieran adaptar la estructura del sistema de salud a las distintas estrategias que se pretendían implementar: aumento y complejización de camas críticas, atención remota, acercamiento de fármacos a la comunidad, hospitalización domiciliaria, diferenciación de flujos de urgencia, entre otras.
En este contexto, uno de los mayores desafíos que enfrentan los servicios de salud, fue la habilitación de nuevas camas críticas, lo que trajo aparejado adecuaciones de infraestructura, equipamiento y de los equipos clínicos para la estabilización y rehabilitación de la salud del paciente.
Estos ajustes consideran un nuevo estándar de camas críticas para la red, pasando de 640 camas UCI en el período previo a la pandemia, a un nuevo estándar de 1.160 camas de manera permanente, situación que nos acerca a los mejores índices internacionales.
Esta estrategia y las otras que se pretenden implementar, significará un aumento de la nueva dotación cercana a las 13 mil personas, las cuales vienen a reforzar la Red Asistencial.
En cuanto a la Atención Primaria de Salud, se han adoptado medidas para descomprimir la carga laboral de los equipos. En este sentido, la Seremi de Salud se encargará de la trazabilidad y seguimiento de los casos de coronavirus, de modo que todo el personal de salud primaria se pueda abocar a su trabajo habitual, dedicarse a la implementación del Plan Nacional de Vacunación y a la atención de aquellos pacientes que habían visto postergada su atención producto de la pandemia.