Después de perder la esperanza, los ingenieros de la NASA lograron obtener una lectura de memoria del FDS de la Voyager. Tras varios análisis, descubrieron que solo un 3% de la memoria estaba dañada, lo que les dio confianza en reparar la sonda con una actualización de software.
El plan de rescate consiste en enviar una carga de comandos a la sonda en las próximas semanas para indicar a los ordenadores que no utilicen la zona de memoria afectada. Se espera que esta solución permita a la Voyager 1 reanudar el envío de datos científicos y de ingeniería.
Desafíos en la recuperación
El rescate de la Voyager 1 presenta desafíos adicionales debido a la falta de documentación completa sobre la sonda y la ausencia de un modelo de pruebas en tierra. Los ingenieros deberán trabajar con los manuales originales y utilizar simuladores en los ordenadores para ensayar los comandos antes de enviarlos a la sonda, lo cual ha representado todo un desafio para quienes a diario se dedican a estudiar la sonda.
Si los comandos de la NASA logran reparar la Voyager 1, la agencia espacial informará los resultados, sin embargo debido a la distancia de la sonda, las señales tardan más de 20 horas en llegar a la Tierra, lo que dificulta su detección, aumentando el nivel de dificultad del trabajo.