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¿Qué hacer ante episodios de Crisis de Pánico?

Sentir de una manera muy abrupta un temor a la muerte inminente, a la pérdida del control psicológico o ataque cardiaco son algunos de los síntomas que experimenta una persona que es afectada por un ataque de pánico. “Ese temor es tan intenso que se acompaña de manifestaciones físicas, un aumento de la frecuencia cardiaca, sudoración, escalofrío, dificultad en la respiración, dolor en el pecho y náuseas, entre otros”, detalla el académico de la Escuela de Psicología de la PUCV, Felipe Rodríguez.

El profesor agrega que los episodios pueden durar minutos o incluso horas: “Se trata de un cuadro clínico complejo y que puede aparecer tras un estado previo de ansiedad o estrés, pero también puede surgir de un estado total de calma, lo que es más llamativo”.

¿Qué es la Crisis de Pánico?

El especialista explica que se trata de una manifestación aguda e intensa de un trastorno de tipo ansioso que se caracteriza por una sensación de temor, principalmente ante algún problema grave e incluso la muerte en sí misma. 

Si bien no hay claridad respecto de un origen específica de este cuadro, se estima que las explicaciones son multicausales, e incluyen factores socioculturales, biológicos, hereditarios y también de la propia trayectoria vital. “Lo que si se ha identificado son los factores de riesgo, entre los que se pueden contar altos niveles de estrés, del momento o durante la vida; mayor sensibilidad al estrés y cierta proclividad a las emociones negativas; el estar diagnosticado  con un cuadro depresivo o ansiedad o algunos otros trastornos de tipo psiquiátrico que pudiera tener alguna comorbilidad con los cuadros de crisis de pánico; antecedentes familiares de trastorno de pánico; vivencia de experiencias traumáticas como accidentes, agresiones sexuales, maltrato físico y psicológico, tanto en infancia como adolescencia y adultez;  cambios vitales importantes y consumo de drogas”, precisa Rodríguez.

Tips

La búsqueda de una rápida ayuda profesional es prioritaria a la hora de padecer crisis de pánico. “Si nunca se ha experimentado esta sintomatología es importante asistir de urgencia a un médico y descartar que no exista una causa médica. Si, por otra parte, se han experimentado crisis de pánico anteriormente, es importante separar el abordaje en dos momentos. En una primera etapa el abordaje de la crisis misma, que en el caso de no poder contar con un especialista que pudiera realizar una intervención en crisis, existen algunas acciones que pudieran ayudarnos a sentir mejor, tratar de convencerse a uno mismo que es un ataque de pánico, que va a pasar y que no atenta contra nosotros. Por otra parte, Tener a alguien a quien recurrir siempre puede ser una buena estrategia, alguien que sea de confianza, muchas veces pensamos en nuestras redes cercanas”, agrega.

El experto indica que existen algunas técnicas de la línea cognitiva, como por ejemplo encontrar un objeto especifico y concentrarse en él, hablar de sus colores. Indicó que también ayuda la respiración profunda y diafragmática, que puede ayudar en el control de la sensación de aceleración somática.

Agregó que en un segundo momento es fundamental buscar ayuda profesional, principalmente acudir a psicoterapia para poder tratar el cuadro. “Esto es bastante importante porque muchas veces, y como no son tan reiteradas las crisis, no se hacemos nada. Y no es sino cuando tenemos una frecuencia muy alta, incluso más de una vez al día, o producto de las crisis o para evitarlas, hemos modificado aspectos muy importantes de nuestras vidas, que recién caemos en cuenta que necesitamos ayuda profesional”, afirma el académico.

Existencia de cuadros clínicos

El experto detalla que muchos de los factores de riesgo de aparición de la crisis de pánico están relacionados a la existencia de cuadros clínicos, tanto en nosotros mismos como en nuestros círculos de pertenencia, por lo que evidentemente la mayor incidencia de estos cuadros debiera vincularse a la prevalencia de las crisis de pánico, sostuvo el docente.

Si bien no podríamos decir que previo a la pandemia nuestras cifras eran buenas, claramente la realidad es que durante la pandemia y en esta fase en que estamos saliendo -quizás- de la crisis, las estadísticas son bien terribles.  Se habla -por ejemplo- de un crecimiento entre un 20 a un 25% de la prevalencia de los trastornos de ansiedad y de ánimo, particularmente de los trastornos depresivos. Este es un aumento gigantesco y claramente que es una situación que como país nos tenemos que hacer cargo, ojalá lo más rápida y eficazmente posible”, enfatiza.

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