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El Chile íntimo y afectivo en el lente de Mariela Rivera

Con una cámara prestada se inició en la fotografía Mariela Rivera hace ya cuatro décadas. Con el tiempo se transformó en reportera gráfica para diferentes medios de comunicación, una profesión que en Chile no solía convocar a muchas mujeres, lo que ha ido cambiando en los últimos años. Una selección de 75 fotografías de su archivo personal conforman la exposición Mariela Rivera. Imágenes suspendidas en el corazón y la memoriaque inaugura en la Galería de Fotografía del Centro Cultural La Moneda. Bajo la curatoría de la académica y también fotógrafa Andrea Josch, la muestra fue organizada en conjunto con el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.  Además de fotógrafa, Mariela Rivera (1960) es profesora de biodanza, ámbito que también se plasma en su obra, ya que realiza fotografías sintiéndolas en su cuerpo, pues para ella todo vuelve siempre a pasar por el corazón. En sus recorridos por comunidades, y en sus relaciones humanas, la artista ha ido construyendo un archivo valioso, que visibiliza acontecimientos sociales y políticos de Chile, especialmente de los últimos 30 años. Sus imágenes capturan momentos inéditos de nuestra historia reciente, acontecimientos sociales, políticos y personales inmortalizados desde la resistencia y los afectos. En sus registros, las luchas feministas, la defensa de las infancias y de los derechos humanos -acciones que cruzan su biografía- son protagonistas y muestran su forma de habitar el mundo como mujer, madre, activista y terapeuta. La artista valora especialmente el rol de Andrea Josch en darle una dirección al enorme material fotográfico reunido en sus largos años de oficio. Relata: «Este ha sido un viaje al corazón de la memoria, tantos caminos que seguí y momentos que fotografié. Si bien en la exposición no estará lo realizado en los años 80, pues eran imágenes que yo capturaba para inmediatamente entregarle el chasis a alguien que llevaría al exterior estos testimonios de lo que estaba sucediendo en Chile, eran imágenes no solo del centro de la ciudad sino también muchas de zonas periféricas, fotografías que ni siquiera llegué a ver pero que sirvieron como denuncia en tiempos críticos, y con esta exposición quiero honrarlas. La fotografía para mí siempre ha sido una vivencia, no quiero ser espectadora, quiero ser parte y me involucro con lo que sucede o con la persona que está frente a mi lente. Todos estos años me he conectado con las personas, con sus familiares, y es importante para mí traerlos de nuevo, porque solo la memoria sostiene la verdad”.  Andrea revisó el archivo completo de la artista y reconoció allí una obra coherente y de largo aliento, un proceso de trabajo meticuloso y situado, donde los relatos visuales se entremezclaban con las narraciones en la voz de la fotógrafa. Unas de las primeras imágenes que Mariela le enseñó a Andrea fueron unos retratos de Ana González de Recabarren (1925-2018). En ellos, Ana se encuentra sentada sobre su cama, peinando su larga cabellera, la secuencia de esta gran luchadora por los Derechos Humanos muestra gestos cotidianos, de autocuidado, en un entorno íntimo que la cobija. Cuatro miembros de su familia fueron detenidos, torturados y luego desaparecidos por la dictadura civil militar en 1976. La curadora había visto cientos de imágenes de prensa de sus búsquedas y demandas, pero jamás un retrato con esa potencia de vida, ternura y cariño. Mariela le comentó que se peinaba todos los días pensando en Manuel, su compañero, esperando encontrarlo y que aquellos momentos le daban el coraje para seguir su lucha. Andrea Josch destaca que esta muestra “es un transitar colectivo y contingente; una invitación para abrir espacios de diálogo a través de tres núcleos de imágenes: los registros de manifestaciones y romerías que ponen en valor a la resistencia colectiva en la defensa de los DD.HH, como también en reivindicaciones de feminismos y disidencias. Por otra parte, están las luchas indígenas, medioambientales y feministas de la actualidad, entrecruzadas con las recientes circunstancias políticas. Y finalmente, imágenes correspondientes a espacios de intimidad, con retratos de mujeres y niñeses que han sido fundamentales en la vida de Mariela y en la historia de nuestro país”.    La Galería de Fotografía del CCLM recibe este trabajo con un fuerte espíritu de reconocimiento ante una obra extensa y consolidada, que no había tenido la oportunidad de visibilizarse de esta manera. Al respecto, Regina Rodríguez, directora ejecutiva, sostiene: “Cuando la memoria cobra una especial relevancia por la conmemoración de los 50 años del Golpe civil militar trabajos documentales como el de Mariela Rivera resultan fundamentales por la reconstitución de una memoria emotiva, individual y colectiva, que habla de resistencias, solidaridades y despertares en la sociedad chilena reciente y las mujeres como protagonistas”. Mariela Rivera. Imágenes suspendidas en el corazón y la memoria se presentará al público en forma gratuita a partir del 1 de septiembre en la Galería de Fotografía del Centro Cultural La Moneda, junto a una nutrida programación conmemorativa, que ha sido organizada bajo los conceptos de democraciamemoriacultura y participación.

 

Imagen © Mariela Rivera

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