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UCEN realizó conversatorio ‘Alcances de los cambios que se avecinan: la nueva fisonomía de las universidades’

Con el objetivo de establecer un espacio de diálogo permanente entre académicos/as y autoridades universitarias en torno a temas relacionados con la educación superior, la Universidad Central realizó el segundo de los tres conversatorio del ciclo de invierno 2020 ‘Universidad y Sociedad’, en los cuales se abordará la temática ‘Movimientos sociales y pandemia en Chile: oportunidades de una crisis”.

El segundo conversatorio, que se realizó el miércoles 12 de agosto de manera online y se tituló ‘Alcances de los cambios que se avecinan: la nueva fisonomía de las Universidades’, contó con la participación de Marco Antonio Fernández, Rector Nacional de la Universidad Católica Boliviana San Pablo; Emmanuelle Barozet, docente carrera de Sociología, Universidad de Chile; Andrés Bernasconi, académico de la Pontificia Universidad Católica de Chile; y Juan Pablo Prieto, vicerrector Académico de la Universidad Central como moderador.

En la oportunidad, los expertos debatieron sobre los alcances que los cambios, del nuevo contexto histórico, están imponiendo en las universidades, en su propia fisonomía y en su relación con los territorios que habitan. En particular, a partir de la virtualización acelerada de las actividades académicas y administrativas.

Además, analizaron la nueva relación que se establecerá con las personas y los territorios, que probablemente tenga un componente virtual mucho mayor, el cual se expresará en la docencia regular, en las nuevas redes de colaboración e incluso en la configuración física de las instituciones.

Al comenzar, Juan Pablo Prieto, vicerrector Académico UCEN, introdujo el tema del conversatorio comentando que “a partir de los movimiento sociales y la pandemia la función pública de la universidad ha tomado un nuevo impulso. La idea de una universidad de cara a la sociedad toma especial relevancia por muy buenas razones: las universidades piden constantemente apoyo para llevar adelante su desarrollo, pero tanto la legitimidad de estas instituciones como la fe pública que se les concede deben sustentarse en un aporte real a la sociedad, visible y pertinente”.

En tanto, Marco Antonio Fernández, Rector Nacional de la Universidad Católica Boliviana San Pablo, se refirió a la identificación de cambios que “las universidades deberían considerar apara renovar su propuesta de valor en la situación actual en el marco del modelo educativo, modelo académico y modelo organizacional”.


En cuanto al modelo educativo, Fernández comentó que “se deben definir cuáles son las capacidades, las competencias, las habilidades y las destrezas que un futuro profesional requiere para enfrentar el siglo XXI, poniendo énfasis en que las tecnologías digitales permitirán amplificar las capacidades del profesional de cualquier disciplina que brinde la universidad”.


En relación al modelo académico, explicó que éste se expone como una mecánica de producción del fenómeno educativo y que “se deben orientar en una gran flexibilidad curricular en relación al cambio que se está generando por la irrupción de las tecnologías digitales como la robótica, la inteligencia artificial, el aprendizaje automático, entre otros”. Además, agregó que “a partir de ahora se debe definir qué valor entregará la formación presencial, ya que en el proceso de enseñanza virtual el acto educativo de ha convertido en multifactorial”.

Por último, el Rector Nacional destacó que “con la introducción de las tecnologías digitales, el modelo organizacional ha podido brindar sus servicios desde plataformas tecnológicas acortando los tiempos de respuesta”.

Por su parte, Andrés Bernasconi, académico de la Pontificia Universidad Católica de Chile, se refirió a la transición que está ocurriendo debido a la pandemia que afecta al país, abordando las temáticas de los territorios, los derechos y deberes, la función y valor de la experiencia universitaria, y el Estado y las políticas públicas.

“¿Esta transición que está ocurriendo es una transición a qué? En cuanto a la territorialidad las modalidades a distancia permiten expandir la irradiación de la universidad de su territorio inmediato llegando a más estudiantes. A su vez, estamos enfrentando un conflicto entre la sostenibilidad financiera y la protección de la salud de los estudiantes, y con ello se debe hacer un balance entre los derechos y deberes, y la discusión de los valores que están en juego en la Educación Superior”, explicó Bernasconi.


Agregó que “la pandemia nos está invitando a revisar la función y valor de la experiencia universitaria, no solo desde el aprendizaje sino que también desde el dilema de cuánto vale cada tipo de experiencia (presencial y virtual). Además, nos hace preguntarnos dónde estará en Estado y las políticas públicas en cuando al compromiso financiero con la educación, a la cobertura y a la nueva normalidad estudiantil”.


Finalmente, Emmanuelle Barozet, docente carrera de Sociología, Universidad de Chile, abordó el derecho de la educación bajo la premisa de un fuerte crecimiento en la matrícula del sistema de Educación Superior en los últimos 30 años, lo que genera un desafío importante en cuanto a las capacidades de las instituciones.

“Este fenómeno de expansión de la matrícula no es nuevo, lo que plantea a las instituciones ver cuál es el valor de los diplomas que se ofrecen a los estudiantes puesto que con la masificación de éstos han tendido a bajar el valor”, reflexionó Barozet.


Asimismo, comentó que en la situación en la que nos encontramos “la experiencia educativa se está acercando más a un sufrimiento que a un placer, debido a que la forma en la que estamos haciendo clases, de manera remota, no es la ideal, ya que nos formamos sobre la marcha con un aprendizaje de ensayo – error y además, porque tenemos frente a nosotros estudiantes muy demandantes de relación humana”. Ante ello, agregó que “el mundo virtual tiene complejidades, manejarse por redes sociales donde existe una polarización y conformación de subcomunidades hace que sea cada vez más difícil debatir con quienes tienen una opinión distinta”.


La académica concluyó su presentación señalando que “pensar en este cambio de una universidad presencial a una universidad de tipo remota que nos descoloniza de nuestros lugares, en este momento en el marco de los modelos económicos de las instituciones, nos está llevando a un paso más en los fenómenos de explotación y autoexplotación frente a estudiantes que están en una situación psicológica, material y afectiva bien desprotegida”.

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