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Una bomba de tiempo: obesidad infantil en chile

Recientemente la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) hizo público los resultados de la Salud de Chile y son de extrema alerta para Chile. Al respecto, nuestro país posee casi un 45% de obesidad en niños/as, incluso superando el promedio de los países desarrollados que corresponde a un 20%.

Si bien nuestro país implementó la ley del etiquetado, resulta increíble ver como los locales de comida rápida siguen siendo el centro de interés de los chilenos. Algunos dirán “es solo una vez a la semana”, “los niños/as están de vacaciones”; o simplemente no dedicamos tiempo a leer el informe nutricional que contiene cada envase de alimento que consumimos, porque probablemente no sabemos comprenderla. Acá es urgente una medida de concientización donde se impliquen distintos actores del mundo de la salud, la educación, la cultura, etc. Problemas de este tipo requieren de una solución integral, donde la responsabilidad no solo recaiga en el gobierno de turno.

Por ejemplo, en materia de educación, los colegios pueden hacer alianzas estratégicas con sus respectivos centros de salud comunal, y que nutricionistas asistan a las aulas de clases a enseñar cómo debemos alimentarnos. Otra opción es realizarlo por medio de los planes de convivencia escolar, donde se programen actividades deportivas que a la vez contengan talleres interactivos sobre alimentación saludable.

Los hábitos y la responsabilidad que asume la familia en cuanto alimentación es fundamental. Es contradictorio que en la escuela se enseñe a los estudiantes a comer sano y en sus hogares reinen las bebidas con alto contenido de azúcar, frituras permanentes, consumo de pan excesivo y tortas o masas dulces que terminan comprometiendo a cada integrante de la familia en una potencial obesidad. Es importante que los padres y apoderados ayuden a sus hijos en esta tarea, incentivarlos a través del envío de colaciones saludables durante los recreos, realización permanente de actividad física al aire libre o permitiéndoles que participen de talleres deportivos escolares, o aquellos que son ofrecidos por muchas municipalidades del país. No todo puede girar en torno al televisor, el celular o la internet.

La disminución de la obesidad en nuestro país y especialmente en los niños, es tarea de todos. Aprovechemos este tiempo de vacaciones e invitémoslos a juntos elaborar la lista de compra del supermercado, una sencilla instancia participativa que reforzará el compromiso de todos por una alimentación saludable. El que nuestros niños/as bajen sus índices de obesidad es una responsabilidad sistémica, en que independiente del involucramiento de la familia y la escuela; el gobierno de turno debe también fortalecer las campañas en los diversos sectores de la población.

Carlos Guajardo
Académico Facultad de Educación y Ciencias Sociales, U.Central

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