Días atrás, el Ministerio de Educación, anunció que de igual manera se llevará a cabo el SIMCE 2020, aunque esta vez, tendrá una connotación diagnóstica y sin consecuencias para los establecimientos escolares. Tengamos presente que la mayoría de los niños/as han estado cursando clases online, o bien, han trabajado por medio de guías u otro tipo de material elaborado por los profesores/as. Tampoco podemos descartar, que un grupo de estudiantes no tiene acceso a un computador y/o a internet, lo que podría ser más preocupante.
En educación, cuando un docente evalúa a un estudiante, no solo se contemplan aquellos contenidos “puros” de la asignatura, también se ponen en juego el desarrollo de habilidades y actitudes que permitirán al ser humano desenvolverse a lo largo de la vida. En consecuencia, para que el profesor pueda “verificar” que sus alumnos/as aprendieron, se requiere de ese dialogo que nace de la retroalimentación (en vivo y en directo) entre ambos actores: docente y estudiante. En plena cuarentena, será complejo pensar que este acto se realice, ya que los profesores no podrán multiplicarse para atender a cientos de niños/as que necesitan ese feedback formativo.
Quizás, el SIMCE 2020 podrá entregar algunos antecedentes de lo que han aprendido los estudiantes en Chile, sin embargo, nos encontramos con un primer semestre que no ha sido desarrollado como todos quisiéramos, lo que afectará en los resultados que se pudiera esperar en una prueba nacional como el SIMCE. De aquí, la importancia en que tanto el Mineduc, como los establecimientos educacionales, asuman que los resultados de esta prueba sean simplemente representativos de lo que se podría esperar en un escenario normal.
Por otra parte, no olvidemos que desde que la Agencia de Calidad de Educación asumió la responsabilidad del SIMCE, de agregan encuestas hacia los estudiantes y apoderados, las cuales recogen información relevante frente al contexto sociocultural y la convivencia de los alumnos/as en Chile. Creo que los resultados que se arrojen desde estos instrumentos, podrían ayudar bastante para conocer las percepciones de un proceso educativo que se está llevando en plena pandemia.
Solo queda esperar, que los días en que se realice el SIMCE 2020, no se caiga en una presión desesperada porque de igual forma a los niños/as les vaya bien. Tendremos que ser responsables y conscientes que este año no será un “SIMCE normal”, y quizás, nos haga pensar sobre el auténtico sentido que tiene la evaluación para el aprendizaje de los estudiantes.
Carlos Guajardo
Académico de la Facultad de Educación, UCEN