Parafraseando el libro del psiquiatra Frantz Fanon, y una de las obras más revolucionaras de la década del 50, para definir lo que ocurre en medio del gobierno del Frente Amplio, reflejado en la figura presidencial de Gabriel Boric.
Hemos visto cómo se ha ido diluyendo la alegría y la sensación que hubo en la población de un cambio generacional que iba a traer una nueva etapa en la política chilena, tanto en la forma como el fondo. ¿Qué pasó? Primero la lentitud de nombramientos de cargos importantes en la conducción del país, posteriormente los errores de varios ministerios que llevaron a los primeros cambios de gabinete y ahora último, el caso de corrupción que se ha tomado la opinión pública y los traspasos de fondos estatales a fundaciones.
Pieles negras, máscaras blancas hace alusión a que tuvieron que volver a gobernar con políticos de la Concertación, los mismos que fueron muy criticados durante el llamado “estallido social” con frases que todos conocemos como “no son 30 pesos, son 30 años”.
Hoy vemos un gobierno sin un sello, que no ha generado un estilo y una marca en la opinión pública. Esto se demuestra incluso en algunos cambios o leyes que se han logrado hacer en este periodo y que no han tenido el impacto esperado en la opinión pública.
Por otro lado, vemos a una oposición que de todos estos hechos ha aprovechado la oportunidad de golpear al gobierno y las figuras más próximas al presidente, en vez de intentar presentar alguna propuesta que apunte al objetivo de mejorar las condiciones de vida de Chile.
Estamos viviendo una política de dimes y diretes, con muy poca madurez y soberbia en demostrar los errores y/o retrocesos de ambas partes. A seguir esperando un futuro esplendor.