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Periodistas con la mirada puesta en los Derechos Humanos

La posición servicial de un sector del periodismo hacia el poder, las noticias falsas, la difusa línea con las relaciones públicas, entre otros factores, invitan al análisis de cómo se están formando a los periodistas del siglo XXI.

En la académica hay consenso respecto a la relevancia de una formación universitaria con enfoque en Derechos Humanos (DD.HH), en el rescate del histórico rol social de la profesión, con mirada inclusiva y solidaria que permita empatizar con las carencias y necesidades de una población que hoy se hace más compleja a través de las demandas ciudadanas globalizadas donde el profesional de la información tiene el desafío de integrar, analizar y a través del mensaje, provocar cambios positivos en la comunidad.

Tanto los referentes del periodismo del siglo XX y XXI, coinciden en que el periodista debe caminar de la mano con la ciudadanía y mirar desde afuera las esferas del poder, fiscalizarlo y denunciarlo cuando lo obrado transgrede los derechos de la población. Para eso es necesario una convicción conceptual, actitudinal y procedimental por parte de los formadores universitarios y eso las nuevas generaciones de estudiantes lo expresan de manera clara cuando argumentan convencidos que “para ser periodista uno tiene que ser empático”, o que, “un periodista que no tiene empatía, no sirve”.

La comunicación y la información veraz y diversa, se entiende como un producto de uso y alcance público y por ende es un derecho humano inalienable. Muchas escuelas de Periodismo orientan su quehacer formativo desde un enfoque en DD.HH, comprometidos con los principios de justicia social que permita hacer frente a las carencias que hoy muestra una parte de la profesión, esa que el periodista colombiano, Omar Rincón, denomina Periodismo Guau, que solo favorece a la elite como un perro servil, en vez de intencionar y modificar conductas de manera positiva para la comunidad.

Esta es una profesión llamada a resguardar la democracia y desde ese punto de partida resulta fundamental que el convencimiento también sea de las escuelas y de quienes las dirigen, desde esa tribuna hay que ser firme, tajante y atentos a las consecuencias que podría traer el hecho de claudicar en esta cruzada sabiendo que si no pensamos en la persona que está al otro lado de la noticia, no tiene sentido formar periodistas.

Ya lo dijo alguna vez el polaco, Ryszard Kapuściński: para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser buenos seres humanos. Las malas personas no pueden ser buenos periodistas, solo así se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias.”

Ignacio Paz Palma
Académico Facultad de Economía, Gobierno y Comunicaciones
Universidad Central de Chile

 

 

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