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Participación, bienestar y derechos: personas mayores en las celebraciones de fin de año

Las fiestas de fin de año suelen ser una ocasión de encuentro, alegría y expresión de afecto. Las familias buscan espacios para reunirse, compartir y celebrar, mientras cada integrante toma conciencia del momento vital en que se encuentra, del avance de sus proyectos y del apoyo disponible en su entorno.

Dentro de este grupo se encuentran las personas mayores, quienes en Chile representan el 18,8% de la población según la Encuesta CASEN 2022. De acuerdo con este mismo estudio, cerca del 80% es autovalente, es decir, realiza sus actividades cotidianas y toma decisiones de manera autónoma; solo un porcentaje menor presenta algún grado de dependencia y requiere apoyos en su vida diaria.

Más allá de la edad, todas las personas somos sujetos de derecho y buscamos participar de la vida social en la medida de nuestras posibilidades e intereses. En esa línea, la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, ratificada por Chile en 2017, establece como garantía fundamental la participación e integración comunitaria. Por ello, como sociedad tenemos el deber de promover y resguardar el ejercicio efectivo de este derecho.

Durante las fiestas de fin de año, la experiencia, memoria y perspectiva de las personas mayores, pueden enriquecer profundamente los encuentros familiares, por ello se recomienda generar espacios de actividad, esto implica involucrarlas en la planificación y la celebración ya que ello favorece su bienestar emocional. Actividades como decorar el hogar, preparar recetas tradicionales o compartir historias familiares les permiten sentirse valoradas y protagonistas dentro de su familia y comunidad.

En segundo lugar, es importante adaptar las actividades a sus capacidades. Considerar las características físicas y cognitivas facilita una participación segura y significativa. Escoger actividades conocidas, de baja demanda física o con pasos simples puede ser útil cuando existen condiciones de salud que limitan la ejecución de tareas más complejas. Asimismo, es clave prevenir el aislamiento social. Para quienes viven solos o enfrentan pérdidas recientes, estas fechas pueden ser especialmente sensibles. Según la Guía de Envejecimiento y Salud Mental en Personas Mayores del Ministerio de Salud (2023), las conexiones sociales significativas se relacionan positivamente con la felicidad y la expectativa de vida. Organizar visitas, llamadas o actividades comunitarias puede disminuir la sensación de soledad y fortalecer el sentido de pertenencia.

Las festividades son una oportunidad para reconocer logros, expresar gratitud y valorar los vínculos. Estas prácticas fortalecen la salud emocional de las personas mayores y promueven una visión positiva del envejecimiento en las generaciones más jóvenes.

Reconocer la participación como un derecho implica asumir, como sociedad, el desafío de generar espacios y oportunidades reales para que las personas mayores sean protagonistas de estas celebraciones. Si organizamos las festividades considerando sus características y necesidades, no solo promovemos su bienestar y salud, sino también el de toda la familia.

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