Si se altera el título de la canción más conocida, de la ópera “Evita”, se puede describir la situación del país. Las recientes elecciones PASO, lo han dejado asombrado, e incierto. Irrumpe el candidato menos esperado en las encuestas, Javier Milei, de Libertad Avanza, con un programa disruptivo, triunfador en casi todas las provincias, incluso dominadas por la familia Kirchner o por el peronismo. Tampoco, la actual oposición, de “Juntos por el Cambio”, y la ventaja de Patricia Bullrich sobre Rodríguez Larreta; ni el tercer lugar del oficialista Ministro de Economía, Sergio Massa, han definido claramente, quién ganará la primera y segunda vuelta presidencial. Por ahora, evidencia la molestia del electorado, ante la crisis profunda imperante, y el clamor por cambios, que Milei representa.
Más de cuarenta años, donde la alternancia entre gobiernos peronistas y contrarios –sin lograr completar sus mandatos, salvo con Mauricio Macri- era considerada habitual, ahora se ha trastocado. Sus efectos han profundizado la fragilidad económica, que podría aumentar. Un país tan rico, potencialmente, tiene casi un 120% de inflación, 40% de pobreza, una deuda externa inmensa, y un cambio peso-dólar, incontrolable. Son un desafío extraordinario para quien llegue a la presidencia, y sobre todo para Milei, si fuere elegido, y que planifica cambiarlo todo, terminando con tantos años de clientelismo, subsidios y dependencia estatal, de gran parte de la población.
¿Podrá hacerlo? luchando con lo establecido por décadas, la pobreza de hoy, y ofreciendo resultados de largo plazo, probables, frente a grandes necesidades actuales. Arriesga hasta levantamientos populares. Requeriría de alianzas con quienes tanto criticó, y que tienen objetivos propios y contrapuestos. No basta con ganar las primarias, el verdadero desafío será ganar las elecciones, y sobre todo, gobernar con resultados.