¿De dónde le viene la potestad de andar diciendo la ‘verdad’ sobre los demás al resto de las personas, si nadie se lo exige por motivo válido? ¿Por qué, de motu proprio, debo referirme a las personas subrayando un rasgo de ellas a propósito de nada? No existe moralmente el derecho a hablar de cuestiones particulares de los demás, y menos escudándose en la noble expresión verdad. La moral desarrollada por Tomás de Aquino, a la que yo adhiero, indica que es un grave pecado destruir la fama de otros en virtud de atribuirse la potestad infundada de contar cosas ajenas, sean secretos o no. Pecar contra la caridad es grave en personas que se dicen cristianas, como una concejala y un parlamentario sobre los transexuales; pero hay que ser benevolentes, tal vez no sean sus dichos contra los transexuales expresión de una falta de moral, lo más probable es que sean pura ordinariez.
Así que los que hablan desde la moral cristiana podrían hacer el ejercicio de ubicar dónde el Doctor Angélico condena a los condenadores no caritativos. Se puede estar en contra de la expresión transexual y las leyes subsecuentes que existen para favorecerlos, pero con las personas trans no debe haber ninguna expresión de rechazo basada en sus características.
Interesante, por lo contradictorio a nuestras prácticas, es poner de relieve cómo abordan el tema los iraníes. Irán es un país con muchas intervenciones quirúrgicas de reasignación sexual, ello debido a que el Ayatollah Khomeini emitió un decreto autorizándolas. Para él esta operación podría (en condicional) resolver algunos casos de homosexualidad; se trata, por tanto, de una resolución teológica donde no caben argumentos políticos, ideológicos ni biológicos. La benevolencia con los transexuales se debe a que ello se considera entre los musulmanes chiítas una enfermedad que tiene cura y a los transexuales como personas que quieren restablecer su salud. Sin embargo, a pesar de la legalidad, continúan las presiones familiares y el desprecio contra estas personas; una vez más, los condenadores son malos religiosos.
Se trata de una intervención cara, pero como oficialmente se considera que es una necesidad esclarecida por la fe y, como parte de la comunidad la apoya, hay instituciones que subsidian o hacen préstamos para operarse. Pero dicha operación requiere de informes médicos y siquiátricos previos, pero el peso de la religión es determinante. Ignoro si se determina la madurez para autorizar la operación y si esta se autoriza para menores.
Es interesante que los transexuales no se vean en Irán como parte del colectivo de otras minorías sexuales; al igual que en muchos países de Europa muchos transexuales no se reivindican con la causa homosexual.
En todo caso, como en Chile se promulgó la Ley de Identidad de Género celebrada como éxito por muchos más que los transexuales, debemos seguir reflexionando con la mayor cantidad de antecedentes posibles.
Rodrigo Larraín
Académico
Universidad Central de Chile