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La selección inchaqueteable

Los Cóndores 7s son probablemente el grupo de jugadores que más logros han conseguido en lo que va del 2019 para Chile, concretando una campaña histórica durante el verano y convirtiéndose en los campeones del Circuito Sudamericano. Pero más allá de los méritos deportivos, su actitud y entrega los transforma en un equipo al que no se le puede exigir nada.

Chile es un país que prácticamente no tiene deportes profesionalizados más allá del fútbol (donde si bien se alcanzó el profesionalismo, aún no se ha llegado al completo desarrollo, y la rama de mujeres sigue siendo amateur), y por tanto, todo lo que se consiga es a partir del esfuerzo, sudor y lágrimas de los deportistas.

No pudo exigir nada a alguien a quien yo no le estoy dando algo. Un individuo que no cuenta con apoyo del Estado, y cuyos auspicios son precisamente un premio al enorme esfuerzo que han hecho por popularizar el rugby en el país.

Pero si bien el deporte de la ovalada está ganando cada vez más adherentes gracias a las increíbles campañas de los Cóndores 7s, y la espectacular gestión que ha permitido, entre otras cosas, la visita de los Maorí All Blacks, uno de los equipos más emblemáticos del planeta, a nuestro país, hay que recordar un detalle importante: el rugby es amateur.

En Chile nadie come del rugby, los jugadores entran a la cancha por pasión y no por dinero. Apenas reciben un poco de cobertura cuando obtienen un triunfo colosalmente destacable, pero aún así, siguen luchando.

Particularmente los rugbistas de la selección tienen que entrenar en las mañanas antes de ir a sus trabajos (sí, ellos trabajan y/o estudian al mismo tiempo que juegan), y luego en la noche regresan para seguir entrenando.

Sus vidas se ven limitadas drásticamente. Pierden las tan necesarias horas de descanso que te permiten alcanzar tu máximo nivel a causa de la condición amateur, pero de todas formas, con todo en contra, obtienen buenos resultados.

Los Cóndores 7s fueron campeones del Bowl en el Mundial de San Francisco, ganaron los Sevens de Punta del Este y Viña del Mar, derrotaron a los All Blacks en Silicon Valley, y han alcanzado las semifinales de la Qualy de Hong-Kong para acceder al Circuito Mundial de la disciplina tres veces consecutivas, quedando a un paso de convertirse en un equipo de Élite planetaria. Todo esto siendo amateur.

Se privan del descanso, limitan su alimentación, entrenan mucho. Realmente mucho. Están constantemente en actividades para promocionar el rugby, y además lidian con la exigencia de competir en torneos locales, además de representar a la selección en el extranjero.

Sinceramente, como un amante del deporte, soy incapaz de criticar a un grupo de jugadores que muestra esta actitud y lucha hasta el último segundo en cada partido. Una selección que disputa los encuentros más difíciles día a día, en la vida cotidiana, con tal de dejar a Chile en lo más alto.

No pudo criticarlos por perder contra Hong-Kong, si cada día ellos le ganan el partido al cansancio, a la falta de apoyo, al hambre, a los prejuicios, y siguen adelante.

Para mí, más allá de los increíbles triunfos deportivos que han logrado, los Cóndores 7s son una selección inchaqueteable. No por ganar títulos, sino por ganar mi respeto, como un grupo de personas que jamás bajaron la cabeza, y que cada día luchan por subir otro peldaño.

Y no. No lo hacen por ellos. No lo hacen por dinero, fama o gloria. Ese sacrificio lo hacen por el sueño de un país que se acerque más al rugby, que rompa los prejuicios, y que pueda ver su bandera flameando en lo más alto.

Ellos lo hacen por pasión. Y por eso, sus partidos siempre serán para verlos con la camiseta bien puesta, y sin chaqueta.

Francisco Saavedra
Estudiante Periodismo Universidad Central de Chile

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