La internacionalización de los territorios chilenos es una herramienta básica para el desarrollo del país. Regiones y municipios forman parte de una geografía política, económica, social y cultural que impulsa y hace posible la inserción plena y equilibrada en un mundo globalizado. Al mismo tiempo, son la llave maestra de una democracia más participativa, que obligadamente debe ser descentralizada. Por ello, lo que pase con la Región Metropolitana es clave, pues es el lugar con una mayor concentración demográfica y del poder en todas sus dimensiones.
La historia ha hecho que la situación de esta Región sea paradójica. Su condición de asiento de la capital nacional produce la idea de que Santiago es Chile, confundiéndola con el resto del país. No tiene paso fronterizo habilitado, ni mar, pues se encuentra entre la Cordillera de la Costa y la Cordillera de Los Andes, privándose de dos ámbitos muy importantes para sus pares nacionales, así como confunde los espacios urbanos de distintos tamaños con la ruralidad, características que se unen a la falta de definiciones sobre una determinada personalidad o vocación regional específica. Todo ello aporta a la debilidad subnacional de nuestro proyecto de desarrollo y, por consiguiente, de una política exterior que tome en cuenta el balance territorial necesario para representar adecuadamente los intereses nacionales y potenciar un crecimiento armónico del conjunto.
No se puede proyectar ante el mundo algo impreciso, por mucho que se sumen temas y sectores. La gestión es esencial, pero el contenido debe residir en un continente específico. Tampoco es bueno confundir la imprescindible dispersión del poder con una Región Metropolitana indeterminada. Tan obvio como eso.
El próximo Gobernador (a) Regional será el o la intérprete de una comunidad diversa, abierta y plural, con intereses propios y diferenciados, por lo que deberá apoyar a cada institución pública y organización social en sus tareas y programas, y representar las demandas más sentidas de la sociedad ante el Gobierno central. Uno de los aspectos estratégicos más relevantes es el internacional, fruto no solo del trabajo de expertos, académicos y funcionarios, sino del conjunto de la ciudadanía.
La Región Metropolitana no es Chile, ni tampoco el antejardín o el patio trasero, es una de las 16 Regiones y 365 municipios que deben formar parte de un todo articulado y coherente, a partir de las ventajas con las que pueda contribuir cada uno y no de a quién le quitamos o a quién le sumamos.