Vivimos en una época con alto consumo de redes sociales. Según el portal de estadísticas Statista, Chile es el segundo país de Latinoamérica que más horas destina a plataformas de internet como Facebook, Instagram, Twitter, WhatsApp y YouTube.
Este fenómeno nos hace levantar alertas a algunas dinámicas del mundo digital. Muchos usuarios se sienten con la autoridad de realizar comentarios ofensivos y agresivos. Se transforman en jueces virtuales. Por ello debemos poner el concepto de empatía digital: ponerse en el lugar del otro, al que le queremos hacer algún comentario. Es decir, sentir cierta conexión emocional, comprendiendo que lo que puedo escribir digitalmente puede dañar y lastimar al receptor.
Todos tenemos la libertad para usar redes sociales, subir y comentar cosas; pero esto no nos convierte en dueños de la verdad, ni nos da el derecho a agredir con comentarios despectivos y llenos de odiosidad. Libertad de expresión no significa libertad de agresión. Es importante educar y socializar en esta era digital, considerando los nuevos tipos de relación que se generan y las habilidades que se requieren.
Eduquémonos en empatía digital, en ponerse en el lugar del otro, acoger y comprender emociones y responder de manera asertiva y solidaria a pesar de la distancia y las legítimas diferencias que podamos tener. Esto implicaría fomentar un espacio inclusivo para el diario y buen vivir.