Hace poco me preguntaron si creía que nuestro país apoyaba a la ciencia. Querían saber mi opinión como divulgadora por si “veía algo más que las otras personas no”, bajo este cuestionamiento se vinieron a mi miente muchas opiniones, pero la principal fue esta:
Chile es un país con innumerables recursos, dentro de estos, tenemos una riqueza científica increíble. Es cosa de mirar el norte con sus estrellas y observatorios, y el sur con su fauna única. Teniendo esto en cuenta y sabiendo cuál es nuestro potencial, lamentablemente, estamos al debe en cuanto al apoyo hacia la ciencia.
Hemos avanzado, eso sí está claro, pero ¿la creación de un ministerio es suficiente como para decir que existe una constante preocupación y un respaldo hacia nuestros científicos, divulgadores o personas que estén interesados en la ciencia?
Afortunadamente contamos con eventos que hacen crecer el entusiasmo por el mundo de la ciencia. El eclipse ocurrido durante el primer semestre es uno de los mejores ejemplos. Miles de personas interesadas en este fenómeno logró que se movilizara un país entero incluyendo a las autoridades más importantes que, querámoslo o no, transformaron este episodio en algo político y justamente eso es lo que necesitamos ahora los científicos: visibilidad.
Ser visibles para educar, para transformar, para hacer de este país una sociedad con miras a un futuro tecnológico, científico, con un pensamiento lógico que permita que las personas vuelvan a pensar y cuestionarse las cosas por muy simples que sean independiente del área: astronomía, biología, química, etc. Tenemos por donde escoger en cuanto a la ciencia y lo mejor de este mundo es que todavía no están descubiertas todas las respuestas, pero sí existen las preguntas en aquel niño que teme preguntar en clases o en ese caballero que, no tuvo tanta educación pero que nunca dejó de pensar, de creer, de preguntarse.
Nuestra nación apoya a la ciencia. Esta es una verdad absoluta, algo que existe y que no puede cambiarse, sin embargo, todavía no sabe cómo es que se debe apoyar. La intención está y eso es bueno, es el primer paso para saber cómo hacer las cosas, pero, mientras no se entienda que no todo son legislaciones y dinero, seguiremos atascados con un apoyo frágil, poco sostenible y poco sustentable que no se sabe hacia dónde va.
Lo bueno de entender la problemática del apoyo chileno hacia la ciencia y, a la vez ser divulgador, es que las palabras se transforman en acción y se empieza a lograr un cambio que, si bien es pequeño, va marcando camino para todo lo que viene detrás y que es mucho más grande que nosotros. Tan grande que ni siquiera lo dimensionamos. Y ante esto, solo tenemos que seguir avanzando, aunque el camino sea difícil porque, lo hermoso de la ciencia, es cuánto cuesta no tan solo hacerte notar antes los demás, sino que cómo hacer que las personas se enamoren tanto como tú sobre lo que te quita el sueño por las noches.
Anhelo, alguna vez, con que las preguntas en un ensayo no sean sobre si Chile apoya a la ciencia, sino que ¿qué podemos hacer para seguir apoyando la labor científica del país?
María Paz Yurisch
Divulgadora científica