En nuestra etapa de estudiante, desde la educación básica hasta la superior, las notas y logros obtenidos mediante las vulgares “copias y trampas” se reflejan después en la vida, triunfan aquellos que reflejan transparencia, ética y probidad, posiblemente a un ritmo más lento pero sostenible en el tiempo, versus aquellos que logran las metas rápidamente mediante los engaños aprendidos pero siempre son descubierto y reconocen sus “errores”.
Es conveniente siempre recordar estos valores, más aún cuando hoy la sociedad se mide por logros en un mundo altamente competitivo que muchas veces se obtienen de manera rápida y con poco esfuerzos, producto de transar estos principio a un precio, lo que genera alta rentabilidad hoy pero generalmente en el corto plazo son grandes las pérdidas que se tiene que asumir.
Esta reflexión siempre es conveniente hacerla, más aún cuando vivimos una instancia de elecciones parlamentarias y de presidente, donde surgen muchas promesas lo que nos obliga a analizar fríamente estos “combos parlamentarios o presidenciales“ y preguntarnos, si estos mensajes vienen de personas con valores de transparencia y probidad que nos puedan convencer de acuerdo a su proceder, en el fondo ser consecuente con lo que dicen y hacen, en términos un poco más simple, predican y practican lo que ofrecen y profesan, un gran desafío al momento de decidir a quién le creo o mejor dicho quien refleja realmente lo que dice.
Por último, los valores como los de transparencia y la probidad, cuando realmente existen en la persona, se muestran y explican por sí solo, “por sus frutos los conoceréis”
Sergio Urrutia Donoso
Académico de la Facultad de Económica y Negocios
Universidad Central de Chile